ANTES, la gente se casaba y más temprano que tarde llegaban los hijos. Hoy, un número creciente de parejas decide ignorar el mandato de “Creced y multiplicaos”. ¿Por qué han elegido CERRARLE LA PUERTA A LA CIGÜEÑA?
El ritmo
acelerado de la sociedad hace que algunos y algunas se planteen las dudas y reflexionen
si en realidad vale la pena traer al mundo más niños. Si en realidad los
traen a vivir o si más bien vienen a sufrir o a llenar sus propios vacíos
existenciales. La situación económica, el desempleo, la delincuencia, los
asaltos, la poca seguridad incluso en las casas, los conductores borrachos, las
enfermedades virales, la nueva esclavitud, el hambre, la falta de agua, el
armamento nuclear, el cambio climático, el agujero en la capa de ozono, son situaciones presentes de las cuales no nos libramos ninguno.
Los tiempos
están difíles y debemos andar con mucho cuidado viendo donde pisamos. Se
lee cada día en los periódicos, lo vemos en cada avance de noticias en la tele,
y lo escuchamos en la radio, en el peor de los casos alguien nos cuenta, pero lo cierto es que no estamos excentos a darnos cuenta de las malas
noticias donde quiera que estemos. Y estas malas noticias se refieren a la corrupción
política, violencia, guerras, que al fin de cuentas lo único que hacen es generar muertes y muertes, situaciones sumamente abrumadoras.
Yo considero que cada quién es libre de decidir como quiere vivir su vida, los
hijos, el matrimonio, no son necesarios ni obligatorios, cuando se hace
algo por obligación cuesta mucho que funcione, ahora bien muchas
personas se van a la aventura y tienen sus hijos sin pensar en que les van a ofrecer, ¿tienen como darles
educación psicológica y educativa? y más aún poder darles el dinero que necesitan para satisfacer algunas necesidades. Si la respuesta es no, la ABSTINENCIA los llama. No traigamos niños a sufrir y pasar necesidades, un niño necesita de cuidados de los cuales muchos no estamos preparados para brindárselos.
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