Esta imagen suele ser impactante ya que lamentablemente es una realidad de la cual nos desarrollamos día a día, ya no nos movilizamos por nosotros mismos, utilizamos la tecnología para actuar como "personas normales".
Inconscientemente estamos inculcándole este tipo actividades a los niños quienes desde ya son nuestro presente y futuro, según nosotros para que estén dentro de lo que suele ser una vida normal tecnológicamente hablando.
Nuestras capacidades cognitivas van disminuyendo conforme van pasando los años, ya que nuestra memoria es la que traen incluídas los celulares, tabletas, computadoras y demás. Ya no estamos almacenando información sufiente a nuestro cerebro. Nuestro coeficiente intelectual baja.
Adoptamos culturas que no son las nuestras, todo por moda e influencias de extranjeros. Hemos sacado nuestro egocentrismo a flote ya que solo pensamos en nuestro bienestar y no en el de los demás, somos egoístas ya que todo lo queremos para nosotros y no pensamos en COMPARTIR, un valor que se ha perdido en muchos países, ciudades, pueblos.
Creemos estar completos y sentirnos llenos si el dinero abarca nuestras vidas, Dios ha dejado de ser lo principal en muchas familias. El dinero, recordemos que es necesario para vivir, para satisfacer algunas necesidades básicas, pero no para llenar nuestros corazones de paz y amor, que nuestro Señor nos brinda con facilidad.
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